http://www.youtube.com/watch?v=oXMgJA7C36kLe tiene tumbado bocabajo sobre su cama, completamente desnudo.
Ella es quien lleva el control... pone la música, enciende las velas y se sienta sobre su trasero.
Vierte aceite con olor a té verde en sus manos, y después las deposita con suavidad sobra la espalda del pobre diablo.
Extiende sus manos abiertas a lo largo de sus hombros, moviéndolos de forma circular, ejerciendo una leve presión, lo suficientemente fuerte como para manipular los músculos del hombre a su antojo.
Sus manos recorren toda la espalda, otorgando vida propia a todos los rincones secretos de su amante.
Sus labios besan cada centímetro de piel que las manos han explorado antes, hasta llegar a la nuca. Allí se deleita con besos, saboreando el rico té verde que ha dejado rastro por todas partes.
Se acerca a su oído izquierdo, y entonces le susurra las palabras más sugerentes y prohibidas que el hombre ha oído en su vida... sus manos se mueven por las piernas de éste, tan léntamente que empieza a resultarle insoportable.
El calor empieza a sentirse su cuerpo, la respiración empieza a acelerarse y de vez en cuando hace el ademán de querer darse la vuelta para recuperar el macho perdido... pero ella es demasiado persuasiva, demasiado convincente... y sigue llenando los sentidos del hombre con palabras, caricias, besos y calor, un soporífero calor...
Ella sonríe desde su altura, fria como una roca, distante... siempre distante. Sabe perfectamente cómo funciona el placer de un hombre, y casi mecánicamente realiza cada movimiento, siendo dueña y señora de la situación.
Entonces da la vuelta al cuerpo de hombre que necesita para terminar su obra y sentirse plena y mujer... se sienta sobre el cuerpo de su hombre, ya macho de nuevo, y siente el sudor de éste recorriendo su cuerpo, su respiración infectada de placer, su movimiento pélvico tan rítmico y nervioso, sus ansias de poseerla... desea que ella TAMBIÉN SIENTA... él quiere hacerse un hueco en su pensamiento, un hueco que se eternice a través de penetraciones y besos, de calores y pasión contenida entre el té verde y las manos...
...pero ella está muy lejos de esta escena... porque ella está inmersa en su mundo interior, infranqueable... es una dama de hielo, fuerte, fuerte, fuerte.
Sabe que no tendrá un tequiero al despertar, sabe que siempre será la representación máxima de la pasión expresada en carne... y eso la llena de satisfacción, de plenitud...
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