
...nada más que decir, por el momento.
No quiero comments. Gracias.
Ternura, reflexión y vivencias
La pequeña princesa se despertaba feliz, estiraba sus brazos y abría la boca grande grande... porque nadie la podía ver y ella era libre... libre como sus pájaros, como los árboles y las moras... nadie era dueño de nadie, porque todos aportaban algo bonito al prójimo... después de estirarse y sonreír, paseaba siguiendo el viaje del sol a través del cielo. Pisaba las hojas caídas y se metía las manos en los bolsillos de su abriguito diminuto... si hacía mucho frío se ponía el gorrito que ella misma había hecho con un trozo de hilo rojo que encontró cerca del río...
...y era allí, a orillas del río, donde la princesita dejaba sus botitas y dejaba que el agua limpia y fresquita empapara sus sueños con un toque de vitalidad y gozo. Canturreaba una canción que tenía guardadita en su memoria desde que nació, y vigilaba al sol por si se iba antes de tiempo y le tocaba llamar a su amiga Luciérnaga.
Los días pasaban, y la princesa paseaba, comía moras y piñones, soñaba con sus pájaros, miraba atentamente los árboles y vigilaba el sol, disfrutaba con el agua y bebía a grandes sorbos su frescor, corría entre las sombras y reía sin cesar persiguiendo insectos. Así un día tras otro, uno tras otro...
...y ella era feliz en su soledad porque nunca había conocido compañía alguna... sólo el leve recuerdo de un calor maternal acariciaba su corazón y le hacía amar todo aquello que la rodeaba... su bosque... tan lleno de magia... de cosas bonitas y cuentos sorprendentes...
...y mi hermana no ha tenido oportunidad de volverle a ver.
http://www.youtube.com/watch?v=BcFVadU1dXYMe hablaste de tí, te pregunté todo aquello que deseabas responder... sé cómo tratar a las personas, y sabía cómo hacerte sentir bien mediante palabras... también supe decirte lo que sabia que te gustaría escuchar. Te hablé de mí y me interesé por tus cosas, por tus palabras, por tu voz y por volver a ver esa sonrisa.
La sonrisa mágica...
Y de nuevo vuelve a caer en esto. De nuevo vuelve a ponerle cara a las canciones, y una sonrisa a sus sueños, y unas ganas de vivir, y de viajar, y de comerse el mundo a mordiscos... pero contigo.
Hijo de la vida, hijo de la tierra, de la esperanza y el amor. Él es el fruto, la semilla...
El ser humano nace bueno, de eso estoy convencida. Aún no distingue entre el bien y el mal. Su única preocupación será el primer escalón de la pirámide de Maslow: la supervivencia... y en la supervivencia no cabe la reflexión.
Dependiendo del momento y del lugar, el niño irá creciendo influído totalmente, en su primer contacto con el mundo, por el ambiente. La familia, la escuela, los medios de comunicación y los amigos serán sus primeros medios de socialización, y los más importantes... porque nacemos en sociedad.
Aprender a convivir no es fácil, sobretodo si conoces bien la violencia y la maldad. El egoísmo, el maltrato, los gritos, los golpes, los celos, la envidia, la codicia, el poder, la locura... y el niño podría ir creciendo rodeado de toda esta basura que irá arañando su corazoncito y atormentando su alma.
Pero puede que el niño esté ubicado en una buena familia, llena de amor, respeto y bondad. Estas tres palabras son fundamentales para la educación. El amor, para llenar de felicidad y de calidez sus días; la bondad, para ser generoso, para compartir, para expresar siempre con libertad todo aquello que desea, porque lo que desea no hará daño a nadie si se crece con bondad y sinceridad...; y el respeto... el respeto es un concepto tan sencillo que el niño aprenderá en su tierna infancia: en el momento en que el niño pise su escuela infantil, multicultural, conocerá otros niños, jugará con ellos, intentará un acercamiento visual, táctil... querrá compartir, sonreír... y les respetará, porque no conoce ningún motivo en contra de este respeto.
Y al final, estoy cansada de lo mismo: el poder, el dinero, la avaricia, el consumo, el maltrato, la falsedad, la maldad... y no nos damos cuenta de que nuestro paso por la vida y por el mundo es transitorio, es sólo un instante en la historia de la humanidad... y lo estamos desaprovechando.
Cuando tenga un hijo le educaré en esos tres pilares: EL AMOR, EL RESPETO Y LA BONDAD. Y emplearé todo el tiempo que pueda en quererle y enseñarle lo bonito de la vida, en viajar con él y enseñarle que otro mundo es posible, que las personas son lindas, y buenas... y que podemos encontrar felicidad en cualquier parte... sólo hace falta creer en las personas y darles una oportunidad... y mi niño será inmensamente feliz... y yo con él...