
Nace de una vagina, o de una tripa a través de un corte uterino normalmente vertical.
Acostumbrado a las comodidades obtenidas durante la gestación, el recién nacido tiene que empezar a utilizar sus sentidos, tiene que comenzar a trabajar duro... ahora es una persona hecha y derecha, con impulsos, con sentimientos... una persona que actúa y que algún día pensará... y sobretodo, una persona con un instinto de supervivencia que le mantendrá vivo y atento a los cambios toda su vida.
Su madre le mira, mamatierra sonríe al ver el fruto de su pasión, de su amor por la vida y por enraizarse...
Como un gran árbol, la familia va creciendo, y cada una va tejiendo su tela de la vida.
Quizás sea necesario, o no, la presencia paternal. Quizás ese niño necesite una referencia masculina para entender este mundo de pasiones y sueños... o quizás esa presencia pueda suplirse felizmente por una doble mamá o una mamá que trabaje el doble.
Hijo de la vida, hijo de la tierra, de la esperanza y el amor. Él es el fruto, la semilla...
El ser humano nace bueno, de eso estoy convencida. Aún no distingue entre el bien y el mal. Su única preocupación será el primer escalón de la pirámide de Maslow: la supervivencia... y en la supervivencia no cabe la reflexión.
Dependiendo del momento y del lugar, el niño irá creciendo influído totalmente, en su primer contacto con el mundo, por el ambiente. La familia, la escuela, los medios de comunicación y los amigos serán sus primeros medios de socialización, y los más importantes... porque nacemos en sociedad.
Aprender a convivir no es fácil, sobretodo si conoces bien la violencia y la maldad. El egoísmo, el maltrato, los gritos, los golpes, los celos, la envidia, la codicia, el poder, la locura... y el niño podría ir creciendo rodeado de toda esta basura que irá arañando su corazoncito y atormentando su alma.
Pero puede que el niño esté ubicado en una buena familia, llena de amor, respeto y bondad. Estas tres palabras son fundamentales para la educación. El amor, para llenar de felicidad y de calidez sus días; la bondad, para ser generoso, para compartir, para expresar siempre con libertad todo aquello que desea, porque lo que desea no hará daño a nadie si se crece con bondad y sinceridad...; y el respeto... el respeto es un concepto tan sencillo que el niño aprenderá en su tierna infancia: en el momento en que el niño pise su escuela infantil, multicultural, conocerá otros niños, jugará con ellos, intentará un acercamiento visual, táctil... querrá compartir, sonreír... y les respetará, porque no conoce ningún motivo en contra de este respeto.
Y al final, estoy cansada de lo mismo: el poder, el dinero, la avaricia, el consumo, el maltrato, la falsedad, la maldad... y no nos damos cuenta de que nuestro paso por la vida y por el mundo es transitorio, es sólo un instante en la historia de la humanidad... y lo estamos desaprovechando.
Cuando tenga un hijo le educaré en esos tres pilares: EL AMOR, EL RESPETO Y LA BONDAD. Y emplearé todo el tiempo que pueda en quererle y enseñarle lo bonito de la vida, en viajar con él y enseñarle que otro mundo es posible, que las personas son lindas, y buenas... y que podemos encontrar felicidad en cualquier parte... sólo hace falta creer en las personas y darles una oportunidad... y mi niño será inmensamente feliz... y yo con él...
3 comentarios:
muy bonito tu articulo,se respira dolor,cariño,amor,es la vida misma.mi pagina esta muy relacionada con todo esto,visitala,haremos buenas migas¡¡¡chaooo
Otro interesante apunte...
Me gusta tu estilo, es vital pero a la vez pragmático.
Saludos.
Tanta belleza y sensibilidad...
Mis ojos han dejado caer una lágrima...
Gracias por mostrar tanto de tí y hacernos partícipe de ello...
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