lunes, 20 de agosto de 2007

Extraído del libro: ONCE MINUTOS, de Paulo Coelho


- Te necesito. Te necesito, María. Tienes luz, aunque pienses que todavía no crees en mí, que símplemente estoy intentando seducirte con esta conversación. No me preguntes: "¿Por qué yo? ¿Qué tengo yo de especial?" No tienes nada de especial, nada que pueda explicarme a mí mismo. Sin embargo, he ahí el misterio de la vida, no consigo pensar en otra cosa.

Si yo buscase una explicación, diría: esta mujer ha conseguido superar el sufrimiento y lo ha transformado en algo positivo, creativo. Pero eso no basta para explicarlo todo.

¿Y yo? Con toda mi creatividad, con mis cuadros que son disputados y deseados por galerías de todo el mundo, con mi sueño realizado, con un pueblo que sabe que soy un hijo querido, con mis mujeres que jamás me cobran pensión ni cosas así, con salud, buena apariencia, todo lo que un hombre puede desear, ¿y yo? Aquí estoy, diciéndole a una mujer que conocí en un café, y con la que he pasado una sola tarde: "Te necesito." ¿Sabes lo que es la soledad?


-Sé lo que es.


- Pero no sabes qué es la soledad cuando se tiene la posibilidad de estar con todo el mundo, cuando se recibe todas las noches una invitación para una fiesta, un cóctel, un estreno de teatro. Cuando el teléfono no deja de sonar, y son mujeres a las que les encanta tu trabajo, que dicen que les gustaría mucho cenar contigo, son hermosas, inteligentes, educadas. Y algo te empuja lejos y te dice: no vayas. No te vas a divertir. Una vez más pasarás la noche entera intentando impresionarlas, gastarás tu energía demostrándote a tí mismo que eres capaz de seducir al mundo.

Entonces me quedo en casa, entro en mi estudio, busco la luz que vi en tí, y sólo consigo verla mientras trabajo.


-¿Me quieres como profesional?


-Te quiero como tú quieras. Tú sabes, María. Enséñame. Tal vez eso me salve, nos salve a los dos, nos traiga de vuelta a la vida. Tienes razón, sólo tengo seis años más que tú, y, aún así, ya he vivido el equivalente a muchas vidas. Hemos pasado por experiencias completamente distintas, pero ambos estamos desesperados.


Lo único que nos da paz es estar juntos.




3 comentarios:

Verónica dijo...

Hola Princesa!

He entrado en tu blog, porque en otro dejaste un comentario en el que dices que te encantan los puntos suspensivos, ya sólo con eso me has caído bien, jeje (a mi tambíen me gustan, sabes por qué? porque tienden al infinito). Yo también estoy de acuerdo con eso de que no existen medias naranjas, reivindico que cada uno somos una naranja completa!!

Qué más, qué más... me gustó el libro de Once minutos, tuve una época en la que me encantaba Coelho, de aquel momento de mi vida me quedé con Brida. Te escribo otro pequeño texto del libro:

"Si tuviera que contarle hoy mi vida a alguien, podría hacerlo de tal manera que me verían como a una mujer independiente, valiente y feliz...
Hoy, estoy convencida de que nadie pierde nadie; cada uno de nosotros es responsable de lo que siente, porque nadie posee a nadie.
Esa es la verdadera experienza de la libertad: tener lo más importante del mundo sin poseerlo."

Sonrisas :)

escaldo dijo...

Me ha gustado... Mucho...

Al final que paso...

Y para ti que quieren decir los puntos suspensivos?


(no puedo poner ahora mismo ningun fragmento de algun libro)

PaTrY dijo...

"doble o nada"

Doble o nada a la carta mas urgente
sin codigo,ni tribu,ni proyecto,
mi futuro es preterito imperfecto,
mi pasado nostalgia del presente.

No tengo mas verdad que la que arrasa
corrigiendo las lindes de mis venas.
Por diseñar castillos sin almenas
perdi,otra vez,las llaves de mi casa.

Veranos de buen vino y mala sombra,
de confundir enanos con molinos,
de viajar al abismo con alfombra.

Es hora de volver a la autopista
por donde van,burlando sus destinos,
el zangano,el adultero,el ciclista

A mi me conoces..asique nada..espero que te haya gustado..:P