domingo, 2 de diciembre de 2007

Llorando.
Ambas se prometieron no enamorarse nunca.
Siempre serían amigas, viajarían alrededor del mundo, trabajarían en lo que fuera surgiendo.
Vivirían juntas, sin necesidad de amar.
Conocerían juntas a los hombres, y les utilizarían para sus revolcones nocturnos... pero nunca se debían de enamorar.
Un día, la morena se enamoró. Estaba comprando manzanas (de las amarillas) cuando alguien rozó su espalda. Entonces al darse la vuelta vió a la persona más linda que jamás había visto. Sus ojos eran grandes, y sus labios gruesos. De espaldas anchas y grandes piernas. Sonrisa que invitaba a otra sonrisa, y así lo hizo ella...
Ese cruce de sonrisas fue suficiente para empezar.
Después vinieron las palabras, los paseos, las cenas, el sexo, las risas, la complicidad, la confianza... el secreto.
Pero la rubia no era tan tonta, y enseguida se dió cuenta de que su alma gemela había roto la promesa que se hicieron años atrás. Hizo su maleta y se fue de allí, abandonando para siempre a su amiga, sin despedirse.

Cuando la morena se dio cuenta de la ausencia de su alma gemela, una amplia sonrisa cubrió su rostro. Sintió que un gran peso se le quitaba de encima... hacía meses que quería romper esa estúpida promesa, sin herir a su compañera... pero no sabía cómo...

Una enamorada por siempre.

La otra viajando, soñando, visitando... sola con su espera, sola con su iniciativa, sola con la ilusión de encontrar la cima de la felicidad sin necesidad de amar... pero las noches son frías y el corazón de esta pequeña mujer cada vez más pequeño.
Ausencia... tristeza... se sienta abrazada a sus rodillas y ya no siente su corazón... sola, sola, SOLA.



Desde lo alto, un ser sobrenatural las vigila. Las inventó un día moldeando su plastilina, y ahora las tiene ahí, a una amando por amor, a otra sufriendo por su ausencia. Y cuántas risas y llantos le han proporcionado... sin estas mujeres, la vida sería aburridísima, pensaba el ser.







1 comentario:

Anónimo dijo...

necesitamos esas mujeres necesarias.
tus bonitas palabras les dan vida. y pese a las promesas incumplidas, a esa distancia, ambas se encontrarán porque nunca se perdieron.