lunes, 3 de septiembre de 2007

Conozco un ángel...

Él es un niño. Siempre ha sido más bajito y delgadito que el resto de niños de su edad. Es un niño dulce, con una vocecita suave, casi imperceptible.
Tiene unos ojos grandes, almendrados, de color oscuro. El pelo negro y lacio, cortito. Los labios finos casi siempre escondiendo una sonrisa que le cuesta sacar.


Es el mejor amigo de mi hermana, cuando se ven se pasan horas jugando, riendo, corriendo. Cogen cajas, las apilan y se meten dentro, cogen insectos y los miran con una lupa, se revuelcan por las laderas, por el barro, por las aceras. Comparten momentos de una infancia que sólo ellos conocen: sin videojuegos, sin tele... ambos son mucho más niños que el resto de niños, porque aún tienen esa inocencia que no ha sido interrumpida por palabrotas, ni atuendos imitadores de la ropa adulta, ni peinados extravagantes...

Disfrutan volviéndose a rasgar los pantalones después de jugar con una pelota de plástico, corren detrás de los gatos y buscan la manera de que el tiempo dure más de lo que dura el tiempo.


Verlos juntos es un regalo. Siento una paz indescriptible, me vienen muchos recuerdos, y me enorgullece tener una niña tan feliz y soñadora en casa.



Hoy, Javier descansa con su cuerpo dormido por la anestesia sobre una camilla de quirófano.

Un tumor cerebral más grande que un garbanzo le está quitando la vida. Le está arrebatando la oportunidad de volver a jugar con mi hermana, de volver a pisar los charcos salpicando al gato, de volver a soñar que es mayor...

Nueve horas lleva en manos de médicos entendidos que intentan hacer lo humanamente posible para que ésto se quede en un mal recuerdo...


Ella no sabe nada. Mi pequeña... lleva una semana echándole de menos. Le está preparando un regalo, porque he visto su nombre en un sobrecito que esconde seguro una carta preciosa... porque mi niña es una pequeña escritora.

Por algún extraño motivo no pregunta por él. Quizás en el fondo de su pequeño corazoncito sepa que algo no va bien... quizás a sus 9 años sea capaz de comprender las miradas de ternura y tristeza con las que la miramos ahora... ella lo nota...


Dos amigos, 9 años de amistad. Corta amistad, pero tan bonita y tan linda en sus vidas... y esas ganas que tienen de verse...


Quizás la vida sea buena con Javier, y le de el derecho a ser feliz, el derecho a jugar, el derecho a crecer, el derecho a vivir...



Esta es la otra cara de la moneda. La segunda parte de mi Verónika... sentimientos enfrentados, circunstancias diferentes, pero un mismo final: vida o muerte.



Elegida o no, la vida es algo efímero que cuando llega un momento como éste te hace replantearte muchas cosas. Te hace abrir los ojos...

No estoy hablando de un Carpe Diem, que siempre me ha puesto de los nervios... No.

Estoy hablando simplemente de vivir, de ser feliz. De vivir intensamente cada instante pensando que es nuestra vida, y que nadie va a hacernos más felices que nosotros mismos.

Que las experiencias que tengamos de ahora en adelante van a ser los recuerdos del mañana...

No creo en Dios, y hoy menos.

Sí creo que la vida es injusta y que las penas se depositan como losas sobre la gente humilde, sobre el pueblo. Sobre las personas que menos tienen y más me aportan... La mala suerte, la mala vida... la vida perra.


Y siempre recordaré que un día conocí a un ángel... que crezca o no, se mantendrá intacto así en nuestra memoria...


Y mi pequeña crecerá, no sé si con o sin él. Sé que será feliz, porque ha sabido exprimir una infancia llena de luz y buenos momentos...



¿A quién he de pedirle que le deje a nuestro lado?

5 comentarios:

Verónica dijo...

No se va a morir. No me preguntes porqué, pero lo sé.

Muchos besos y fuerza!

Sabes? Con cada una de las palabras que escribes me transmites unas ganas de vivir que ni imaginas. Gracias, porque inconscientemente me estás dando un apoyo que necesitaba.

Gema dijo...

tía, qué triste y bonito lo que escribiste :___

seguro que ese angelito se recupera, y vuelve a jugar con MiniSory, y todo se quedará en una experiencia para él.

Muchos besos!!

pd. te vigilo en todos lados jeje ;)

Dunkler Geist dijo...

Las palabras son los sentimientos que necesitamos para continuar viviendo...

Cuando se siente algo tan importante y tan fuerte por alguien, esa extraña fuerza le mantiene aquí...

Es un placer poder leer cosas tan bellas, cosas tan sentidas... Cosas tan vividas...

Ánimo mi princesa...

Un beso...

Pablo E. dijo...

Adelante princesa. Tus palabras construyen puentes emocionales entre los que te leen y entre los que te conocen.

Siempre me he repetido que la vida no es injusta pero he de reconocer que tienes toda la razón. La vida es muy injusta, y la losa más pesada recae sobre el lomo de los más desgraciados.

Lunar de sabiduría.

escaldo dijo...

Sin palabras...




Un hasta luego, y un beso...