Mercredi.
Te encuentras en medio de un ciclo.
Seis días bien, uno mal. Seis bien, uno mal... y cada vez es peor... no eres capaz de salir de este bucle con olor a petróleo.
Soy nadie.
Todo lo que sé es poco... todo lo que siento es insuficiente. Todo lo que escribo... es lo que siento.
Y cada día cambia. Sigo en mi montaña rusa, arriba, abajo... doy vueltas y grito... lloro, río... y mi cabeza no deja de girar... y el tiempo no me espera... sigue incesante meciéndome en esta incertidumbre de espera y búsqueda.
Hoy pienso en el no amor... en todo aquello por lo que lucho... los don nadies... y últimamente me centro en mí misma... es como si me hubiese olvidado del mundo para pensar sólo en mi misma... y en la ducha me miro los pies, muy juntos, y no tengo otra cosa que hacer.
Acostarme, despertarme, trabajar, acostarme, despertarme, trabajar...
Y la rueda gira y yo no me puedo bajar del carro... en esta angustia que parece no tener fin.
Mi mente es grande, y los pensamientos y las ideas están alborotados por todas partes... no soy capaz de vivir agusto, me falta algo, algo grande...
Como en el Laberinto del Fauno... la realidad se mezcla con los sueños de una pequeña princesa... de labios carnosos y mente prodigiosa... de voz susurrante y vivencias escandalosas... dolor se funde con el verde, la sangre con la aventura, el misticismo con la tortura...
Llévame al lugar donde nacen los amaneceres, donde se mira la noche con ojos de amor... donde anclará mi barco y dejaré de sentirme así... quiero dejar de dar vueltas.
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